El impacto del cambio depende de su puesto de trabajo, de su reacción al cambio y de sus elecciones, y del cambio en sí. Los cambios radicales pueden, por ejemplo, llevar a la deslocalización a otro departamento o a otra empresa, o a una nueva forma de pensar sobre las personas con las que trabajamos o cómo tratamos a los clientes. Los cambios incrementales pueden dar lugar a pequeños ajustes en los procedimientos, los patrones de trabajo o el uso de actualizaciones de las tecnologías existentes.